martes, 18 de septiembre de 2007

-Ix Chel en San Francisco-

“¿El teatro es la vida ola vida da teatro? La belleza
Concentrada de la vida da el teatro.” Paco Macià, Cía. Ferroviaria.


Escena I

Escenario en penumbra, al fondo unos módulos a modo de plataformas que simbolizan los niveles del cielo e inframundo mayas. (Ver anexos....) En el centro tenuemente iluminado, un barreño metálico con agua y mazorcas de maíz al lado. Profundo silencio que rasgará una voz profunda y misteriosa, con ecos que hacen que parezca lejana:

Voz en off: Al principio, al principio no había nada. Sólo silencio (pausa). Al principio todo era silencio. Todo en suspenso, todo en calma, inmóvil y callado. Al principio... al principio no había nada.

Aparece Ix Chel, la diosa Luna, anciana ajada, arrugada y escuchimizada. Su delgadez contrasta con sus ropajes: una voluminosa falda con huesos bordados en ella, bártulos colgados (una pata de conejo, .....), remiendos y trozos de telas recosidos... Sin llegar a dar el aspecto de una pordiosera, más bien el de una “maga”./ “hechicera”.
Nuestra diosa se acerca al barreño, muele el maíz, lo sumerge en el agua mientras la intensidad de las luces va decayendo hasta alcanzar la oscuridad total. Oímos un chapoteo, las luces vuelven igual suavidad. Cuatro hombres, que parecen haber salido del barreño, se alejan andando. El rostro de Ix Chel rebosa felicidad.

Ix Chel: Ahora sí, ¡sí! ¡Sí! (Sube corriendo a los módulos). ¡Procread, multiplicaos al amanecer y veneradnos a nosotros: vuestros dioses, vuestros creadores!

-Luces-

Escena II penumbra
Dos camitas pequeñas en escena, dos niños casi dormidos en ellas. Entre las camas, sentados en un sillón, los padres. María, la madre, sujeta un libro y lee:

María: Crearon a los animales, pero éstos sólo chillaban, cacareaban y graznaban. No iba a adorarlos ni a pronunciar su nombre. Los dioses decidieron castigarlos, condenándolos a servir de alimento a los otros seres cuando fueran creados.
El alba estaba cada vez más próxima y los dioses necesitaban con urgencia unos seres obedientes, respetuosos, que los sustentaran y alabaran. Hicieron una criatura con lodo: resultó tan endeble que se derritió al mínimo contacto con el agua. Luego probaron con unos muñecos de madera. Los muñecos llegaron a poblar y a multiplicarse por el mundo, incluso tuvieron hijos de palo. Estos seres no tenían alma, ni sangre ni entendimiento, por lo que no recordaban ni adoraban a sus creadores. Como venganza, los dioses hicieron astillas a los muñecos de palo. (A su mujer) ¿Quieres continuar tú, cariño?
Antonio?: (Toma el libro, lee) Faltaba poco para la llegada del amanecer y sus seres no estaban listos. Fue la diosa madre, Ix Chel, la que tomó maíz, la sustancia primordial, amarillo y blanco, molió nueve veces y mezcló con agua. La suciedad de sus manos se convirtió en grasa humana, el maíz, en carne. Y, así, creó al hombre. Pero estos hombres eran seres perfectos...
Entra tía
Tía: Han venido a avisar.
La pareja se levanta. Despiden a los niños con un beso en la frente, los arropan. Los pequeños duermen, su madre está al borde de las lágrimas.
Tía: Cuidaros mucho. (Se despiden con un abrazo).
Ant?: Cuida mucho de ellos.
Mutis de Ant? Y María.

Escena III
Dioses sobre las plataformas, cada uno en el nivel que le corresponde en el cielo o inframundo Maya.
Itzamna: ... seres perfectos. Sabios, capaces de conocer todo lo que había en el mundo.
Chaac: su vista era tal que podían ver todas las cosas, por lejos que estuviesen.
Ah Puch: (desidiosoooo, sanguinario!) Casi dioses.
Itzamna: Con vaho sobre los ojos quedó su vista empañada. Nublada su sabiduría para que fuesen lo que debían ser y no lo que eran.
Ah Puch: Destruida su sabiduría, podían dedicarse al propósito con el que fueron creados.
Ix Chel: (repite las palabras con las que finaliza la I escena) ¡Procread, multiplicaos al amanecer y veneradnos a nosotros: vuestros dioses, vuestros creadores!
Aparecen los cuatro humanos iniciales. Hacen una ofrenda de piedras preciosas, oro, “sangre” en cuencos y prenden incienso en un altar situado bajo la plataforma de Ix Chel. Se respira simbolismo, espiritualidad. Los humanos danzan y untan con “sangre” a Ix Chel. De pronto, la esencia del rito desaparece: tiran el cuenco, las ofrendas, apagan el incienso y salen huyendo. Los dioses contemplan, incrédulos, la huida de sus fieles. Ix Chel, salpicada de rojo, parece enloquecer progresivamente: de la sorpresa al sobresalto, del sobresalto a desesperación y a la locura. Su “locura” se traducirá en una actitud infantil de la diosa a partir de este momento, llorona y triste como una niña, aunque también alegre e inocente en ocasiones.
Itzamna: (abrazando a Ix Chel) Un día florecerá de nuevo el linaje maya y expulsaremos a estos falsos antepasados, a estos vendedores de palabras, a estos zorros hipócritas. (palabas tomadas del Chilam Balam).

Escena IV
Espacio escénico dividido en tres partes: módulos al fondo, en los que están los dioses; parte derecha, por la que vagabundea nuestra enloquecida Ix Chel. La parte izquierda será la más iluminada, en ella encontramos el saloncito de unos inmigrantes yucatecas en San Francisco. Pequeño y desaliñado, sobriedad y simpleza en el mobiliario. Sofá, sillón y mesita en primer plano. Hace las veces de cocina, al fondo vemos un fogón y un pequeño frigorífico; y también de dormitorio, por lo que hay sábanas y una almohada sobre el sofá. Predomina el desorden.
Dos personajes en escena: Carolina, 16 años, su hermano Josué, 12?. La chica está sentada en el sofá, con los pies sobre la mesa, se lima las uñas. En el suelo, Josué juega con una pelota de goma.
Carolina: (Soñando despierta) ¿Sabes qué me gustaría? Me gustaría ser más alta y más delgada.... y tener otra nariz y ser rubia, claro. Con el pelo largo, lacio y rubio, en lugar de este estropajo negro que ahí sobre mi cabeza. Me gustaría ser una de esas chicas rubias que van a tomar el sol y a bucear a Buker´s beach y hacer surf, aunque mamá dice que es peligroso. Ir a comparar ropa a Market street y estrenar bikini cada temporada... (Suspira)
Josué: Chsss... (sin dejar la pelota ni mostrar el mínimo interés).
Carolina: (Más emocionada que antes, en contraposición a la pasividad de su hermano.) ¿Sabes qué es lo que más me gustaría de todo?

Las luces no dan tiempo para que continuemos escuchando a Carolina, la parte izquierda queda en penumbra, la iluminación se centra ahora en los Dioses, situados en los módulos, y en Ix Chel, que permanece abajo, en la parte derecha, se abraza las rodillas y se balancea, lo mismo se muestra inexpresiva que parece contenta, o desesperada y lloriquea. Pese a su aspecto de anciana, tiene una actitud infantil, fruto del transtorno que parece haber sufrido desde que los hombres dejaron de venerarlos. Los demás dioses, aunque entristecidos y desanimados, no han llegado a tal estado. Ah Puch sigue conservando su tono de dios sanguinario, de desprecio y arrogancia. A la tristeza de Itzamna se suma su preocupación por Ix Chel. Chaac parece el menos afectado por la situación, aunque su melancolía también es evidente.
Itzamna: ¡Nadie se acuerda de nosotros!
Ix Chel: (Repite, muy flojito e insegura) Nadie se acuerda de nosotros...
Chaac: Nadie se acuerda de nosotros.
Ah Puch: Parece que estemos muertos.
Chaac: (Burlón a Ah Puch) ¿Tú, el “Señor de la muerte” dices que parecemos muertos?
Itzamna: A pesar de que éramos inmortales.
Ah Puch: El mundo sigue, todo continúa sin nosotros. Incluso la gente sigue muriendo y yo...
Chaac: También llueve sin que yo haga nada. Sin que nadie me pida que haga nada.
Itzamna: Ya no me alaban para que garantice la supervivencia de la humanidad. Ya no les importa. Ellos viven, nosotros...
Ah Puch: Nosotros...
Chaac: El viento sopla, el sol sale, la luna sale. El mundo, la vida... la vida continúa, a pesar de que no estamos allí y sólo estamos aquí.
Ah Puch: Y la luna sigue apareciendo aunque su diosa esté loca.
Ix Chel: (Muy flojito, abrazada a sus rodillas y balanceándose) Ya nadie se acuerda de nosotros.
-Luces-

Escena V
María sola en el escenario POSIBLE ESCENA ENLACE: “TAREAS” , está arreglando el salón y comienza a hablar, poco a poco irá abandonando lo que estaba haciendo para centrarse únicamente en su monólogo dirigido al público.
María: Esto no es muy lindo, no. Misión Distric, la Misión Dolores, en Frisco, California. Aquí casi todo el mundo vive como nosotros, hacinados en casitas diminutas donde viven cinco o seis personas, como nosotros. Mi marido, mis dos hijos y dos amigos, todos juntitos y repretados, encerrados en dos habitaciones y un salón-comedor-cocina-dormitorio. Antes era peor... Al poco de llegar era mucho peor, nuestro primer trabajo fue como dishwasher, lavábamos platos, ollas, sartenes... Muchas horas de trabajo y poco dinero. Un sueldo miserable: 700 dólares cada quince días. Al principio, cuando nos contrataron, salimos muy contentos, parecía bastante dinero. Un conocido nos calculó matemáticamente cuánto deberíamos cobrar por hora, los 8.62 dólares de salario mínimo quedaban muy lejos de nuestra paga. Pero nos resignamos y aceptamos la tortura de doce horas de trabajo al día, no había otro remedio. Al menos ahora ya no trabajamos en eso, aprendimos el inglés y empezamos como camareros. La paga se incrementó y ahorramos lo suficiente para poder traer a los niños. Sufrimos mucho para venir acá y trabajamos aún más para poder traer a los niños. (Empieza a dejarse ver cierto tembleque en su voz, que se torna cada vez más amarga, más apenada y, finalmente, al borde de las lágrimas.) Cruzamos el infierno del desierto como si fuésemos ratas agazapadas en la noche, como si no fuésemos personas. Puede que desde ese momento dejáramos de ser para siempre personas para convertirnos en “yucas”, o simplemente hispanos. (Pasa a la emotividad y dulce melancolía). Abandonamos nuestro Oxkutzcab, la “Tierra tres veces fértil”, el Yucatán de nuestra infancia, el México de nuestros corazones. Dejamos atrás nuestro pasado: el parque, el sonido de las campanas del convento, la feria de la naranja, los panuchos de frijol, la celebración del “Chachaac”... ¡Oh! El “Chachaac” sí que era divertido. Lo hacíamos para invocar las lluvias cuando habái sequía. Íbamos al campo o la milpa, bajo un árbol se colocaba un altar con ofrendas: gallinas, cerdo, miel, masa de maíz... Al lado, tres ollas de balché, que es licor sagrado. El Chamán pronunciaba los rezos en maya y las mujeres preparaban el “Pib”, la comida sagrada que se ofrece a Chaac, dios de la lluvia. Al final, cuatro niños se colocaban bajo el altar y movían sus patos imitando el croar de las ranas.
Oxkutzcab, paraíso y pesadilla de la vida sin dinero ni futuro. Dejamos allí a los niños, Carolina tenía cuatro añitos y Josué ni siquiera dos. Allá quedaron, a la espera de que su padre y yo tuviéramos suficiente par traerlos acá. (Una sonrisa se perfila en su rostro, suspira. ) Y de esto ya hace más de diez años... los niños vinieron y las cosas mejoraron bastante.
(Suspira de nuevo) ¡Qué días aquellos en los que San Francisco nos sonaba a paraíso estando en nuestro Oxkutzcab! The Mission no es un barrio bonito, ni siquiera bueno. Alcoholismo, drogas... Aquí viven la mayoría de los “yucas” y los hispanos, nadie tiene demasiado, así que no hay mucho que envidiar, todos tenemos una vida parecida, más o menos dura, más o menos pobre. San Francisco es duro y cruel, nada más alejado de nuestro paradisíaco sueño de dinero y una vida mejor. The Mission no es un barrio bonito, no, pero al menos está aquí, en nuestro torturador y soñado Frisco, que al menos si me deja tener la esperanza de que mis hijos consigan sacar algo de tanto trabajo y sacrificio.
Entra Carolina leyendo una revista, se sienta en el sofá y coloca los pies sobre la mesita. María ha comenzado de nuevo a ordenar.
María: (Mientras ordena). Deberías tirar todas esas revistas americanas y empezar a leer cosas más provechosas, libros sobre nuestro pasado, por ejemplo.
Hija: ¿Quién quiere ser “yuca” hoy día?
Madre: (Mosqueada). “Yuca”, “yuca”... ¡Mayas es lo que somos! (Carolina se muestra pasiva). ¿Éramos grandes, ¿sabes?
Hija: ¿Grandes? ¡Ja! Soy la más bajita de mi clase, la tonta sin maquillar y ropa vieja. La más fea, la “yuca”, la “india”.
Madre: Hay más inmigrantes hispanos en tu clase.
Hija: ¿Y quién quiere ser como ellos? Yo quiero ser algo más: ser una de esas chicas rubias que toman el sol en Baker´s Beach...
Madre: Sólo dices estupideces.
Hija: ¿Van a hacerme tus mayas más guapa, más alta?
Madre: ¡Tú eres maya!
Hija: ¡Yo no soy maya!
Madre: Como quieras, pero no volverás a leer estas estúpidas revistas. (Coge algunas que hay sobre la mesa, las tira). Lee cualquier otra cosa que sirva de algo (Le tira un libro).Y date cuenta de lo que en realidad vales. (Sale del salón, enfadada, furiosa. Carolina hace un gesto de rechazo. Cruza los brazos, al cabo de un rato coge el libro y lo ojea).
-Luces-



Escena VI
Ix Chel sentada sobre una figura lunar. Risueña, débil, niña loca, acaricia la pata de conejo que lleva prendida de su cintura. Anexos: he tomado q ...

Ix Chel: Cree el mundo. Sí, sí, lo cree yo. Yo misma, con estas manos. Con estas mismitas manos... Yo misma di forma al hombre, ¿sabéis? Es una receta fácil: pasta de maíz y agua. Se muele el maíz nueve veces para obtener carne humana. Mezclar con agua... la suciedad de mis manos se diluyó y se convirtió en la grasa de los hombres. (Formula la receta con cariño. Poco a poco, al volver a hablar del presente, irá recobrando su carácter de loca desquiciada). Y, ahora, ya nadie se acuerda de nosotros... Nadie se acuerda de nosotros... ¡Nadie, nadie! ¡NADIE! (Se oyen pasos, mira hacia el lugar de donde provienen. Desciende de la figura lunar de un salto, sale corriendo).
Entra Itzamna, está buscando a Ix Chel, no la ve, continúa su camino.
-Luces-

Escena VII
Salón, María, Ant?, Miguel y Matías. Escena paraleta: ver pág 193 libro uni Sentados entre el sofá y el sillón.
Matías: Que no se os olvide saludar a todos de mi parte en Oxkuztcab. Muchos besos a novia.
Miguel: ¡Eh! No tantos besos para__.
Risas.
Padre: Saludaremos a todos de vuestra parte. Dormiremos en casa de ___- y ___- cuando lleguemos a Mérida el primer día.
Matías: ¿De ____ y ___? Hace años que no sé nada de ellos, prácticamente desde el colegio...
María: ¿Tanto?
Matías: No sé si los reconocería si los viera. Casi no me acuerdo de ellos...
María: Ellos seguro que sabrían quién eres, no has cambiado nada desde el colegio.
Miguel: Sigue siendo igual de payaso.
Padre: Ellos si se acuerdan de ti, cada vez que nos vemos recordamos aquella vez que fuimos juntos a Loltún.
Matías: ¿A las grutas? ¿”La flor de piedra”?
Padre: Sí, las cavernas aquellas de la serranía de Puuc. Las que estaban llenas de estalactitas y estalagmitas que los maestros nos hicieron creer que eran mazorcas de maíz..
Matías: ¡Ya recuerdo! Yo le dije a ____- que mordiera una para ver si era cierto.
Padre: Y ___- fue y ...
María: ¡La mordió!
Risas.
Miguel: No has cambiado, no.
María: ¿Os acordáis de esa otra excursión?¿Cuándo visitamos Uxmal?
Matías: ¡Oh! Aquella sí que fue divertida. Uxmal es un sitio preciso, impresionante. (A Miguel) ¿Has estado?
Miguel: Sí, creo que sí, con el colegio también.
Matías: Fue impresionante: la casa de las tortugas, el templo de los guerreros/convento monjas??, el templ del Mago/ Caracol?...
Padre: A mí me encantó el templo del Mago.
María: Esperad creo que tengo un libro con algunas fotos... (Trae el libro). Mirad: ____, _____-
Miguel: Impresionante.
Padre: ¡Qué años aquellos!
Miguel: Sin preocupaciones, sin tener que trabajar...
Padre: (Irónico) Sin hijos, sin mujer... (Risas)
Matías: Ahora que lo dices, me acuerdo de que en la excursión a Uxmal eras ya novio de María. La cogías de la manita y ella se ponía colorada.
María: (Ruborizada) Novios de toda la vida... (Melancolía general).
Padre: ...y aquí estamos. (Silencio).
Miguel: Creo que voy a acostarme.
Matías: Yo también. (Se levantan).
Matías y Miguel: Buenas noches. (Se van).
María: Uxmal... estamos tan lejos. Parece que no seamos de allí.
Padre: Tonterías, pronto estaremos otra vez allí.
María: Pero no es lo mismo, sólo unos días, de visita. Extranjeros en nuestra propia tierra. Me gustaría poder visitar Uxmal de nuevo.
Padre: (La abraza). Te prometo que la próxima vez que vayamos a México iremos.
María: ¿Y los niños?
Padre: ¿Los niños?
María: Carolina ni siquiera se siente Maya...
Padre: Los llevaremos y les enseñaremos lo bonito que es aquello. Comprende a tu hija es difícil la vida aquí... (Pausa). Será mejor que nos vayamos a la cama. (Mutis)
-Luces-
Escena VIII
Entra de nuevo Itzamna buscando a Ix Chel. Ve la figura lunar, preocupado y melancólico.
Itzamna: Su luna, pero no ella. Ix Chel, mi querida Ix Chel, ¿dónde estás? (La busca, mientras habla dirigiéndose a ella). Pobrecilla, pobrecilla diosa. Un día reinaste sobre las olas, protegiste a las mujeres y parturienta; símbolo de la medicina y adivinación mientras brillabas junto a mí. Dios Sol y Diosa Luna, ¿recuerdas? (Desiste en su búsqueda. Deja de dirigirse a Ix Chel para hablarle al público). Y pensar que incluso creó al hombre... Seguro que ella ya no lo recuerda, porque ella ahora sólo sabe llorar, gemir y repetir: “Nadie se acuerda de nosotros”, como si fuera una niña loca.

Son tiempos duros para nuestro pueblo. Han vivido mucho, han sufrido mucho. Ya abandonaron una vez nuestras ciudades, los templos... pero ahora dejan sus tierras para perseguir un lugar llamado América. Ya no son mayas, sino inmigrantes. (Resignado).
No hay espacio para nosotros allá ni acá. No hay sitio para nosotros más que en unos cuantos fondos de bibliotecas. Los grandes dioses reducidos a letras... Ya nadie se acuerda de nosotros... (De nuevo a Ix Chel) Pero tienes que volver allí arriba, con nosotros. No puedes merodear por ahí junto a los hombres. Ya nadie se acuerda de nosotros... Y la luna sigue saliendo aunque su diosa esté loca.

-Luces-
Escena IX
Escenario vacío, barra divisoria a un lado??. Aparece Ix Chel sobre los módulos, los recorre gateando hasta llegar a la parte donde está el salón, baja de un salto. Mediate mímica nos hace ver que hay una pared, pero consigue” trazar” un agujero por donde entrarr. Ya dentro del salón, lo recorre también a gatas. Entra Josué, jugueteando ensimismado con su pelota de goma.. Tropieza con Ix Chel, la ve, huye despavorido. Ix Chel, también sorprendida, se pone en pie y continúa curioseando por la habitación.
Caronlia: (Voz desde dentro, dirigiéndose al salón. Burlona). Sí, sí, claro: un monstruo en el salón. El único monstruo que ahí aquí eres... tú.
Ve a la diosa, Josué se esconde detrás de su hermana y sujeta un bate. Los dos chicos permanecen inmóviles, tensos, asustados. A Carolina se le atragantan las palabras. Por el contrario, Ix Chel sonríe, parece dulce e inocente como una niña pequeña.
Carolina: (Titubeante). ¿Quién eres tú? ¿Y cómo has entrado?
Ix Chel: (Majestuosamente, como corresponde a su posición de diosa). Ix Chel.
Josué: ¿Ix qué?
Ix Chel: Ix Chel.
Aparecen los demás dioses sobre los módulos, buscan a Ix Chel. Los chicos oyen las voces, asustados, no ven de dónde proceden. Ix Chel se esconde al lado del sofá, sabe que la buscan y no quiere que la encuentren. Carolina se queda paralizada, Josué se esconde en el lado del sofá opuesto a donde está la diosa.
Chaac: ¡Ix Chel! ¿Dónde te has metido, Ix Chel?
Ah Puch: (Cascarrabias) ¡Ix Chel, Ix Chel, Ix Chel!
Itzamna: Ix chel, querida luna, querida diosa, vuelve acá por favor.
Ah Puch: ¡Ix, Ix Cheeeel!
Se marchan poco a poco, al llegar a la última plataforma. Primero Itzamna, luego Ah Puch. Chaac el último, antes de marcharse dice:
Chaac: ...y la luna (IN THE SCENERY?) sigue saliendo aunque su diosa esté perdida.
Josué: ¿Qué es eso Carolina? ¿Qué son esas voces?
Ix Chel sale cuando ha pasado el peligro. Se acerca a los chicos. Josué se esconde entre los brazos de su hermana, ella lo abraza con fuerza.
Ix Chel: Itzamna, Chaac, Ah Puch. (La contemplan atónitos. Desesperada, se sienta en el suelo. Se abraza las rodillas y cierra los ojos. Parece dormida).
Jousue: Igual es familia nuestra. Dijo que se llamaba Ix, como nosotros. ¿Tú te acuerdas de la abuela?
Carolina: ¿Y a qué viene la abuela ahora?
Josué: Porque seguramente será nuestra abuela. Claro, como papá y mamá se han ido a Oxkutzcab la han mandado para que nos cuide.
Carolina: No digas tonterías, Josué, esa mujer no es tu abuela. O que si parece es “yuca”, más bien maya antigua... como los que salen en los libros esos de mamá.
Josué: ¿Cómo ha dicho que se llamaba? ¿Ix qué?
Carolina: Ix Chel.
Josué: Ix Chel, Ix Chel... ¿de qué me suena eso?
Carolina: No le des más vueltas, seguramente es una mendiga que se ha metido en casa. Llamaremos a Matías y a Miguel, en cuanto vengan la sacarán de aquí.
Josué: ¿Y las voces? ¿Qué me dices de las voces que la llamaban?
Carolina: Vendrían de la calle, seguramente era su familia que la estaba buscando.
Josué: No, no venían de la calle. Venían de ahí arriba... (señalando el techo).
Carolina: Pues serían de...
Josué: (Tajante) ... y ahí arriba no hay nada.
Carolina: Serían de... de...
Josué: ¿De qué?
Carolina: De... ¡qué sé yo! De cualquier cosa. La dejaremos dormir, cuando vengan Matías y Miguel la echarán a la calle.
Josue: Ok, ok. ¿Y qué hacemos mientras?
Carolina: Vigilaremos aquí, no vaya a ser que se despierte y robe algo.
Carolina se sienta en el sillón. Josué va hacia la estantería, coge un libro y se sienta en el sofá, en el extremo más alejado a Ix Chel. Al cabo de un rato:
Carolina: (Bosteza aburrida) ¿Qué lees?
Josué: Te dije que me sonaba algo. (Sin apartar los ojos del libro).
Carolina: ¿Y...?
Jouse: Y... ¡aquí está! Mira: “Ix Chel: diosa de la luna”.
Carolina: Trae acá. (Le arrebata el libro. Mira incrédula, se levanta para ver a Ix Chel, la compara con una imagen del libro).
Carolina: (Asustada) Se parece un montón.
Josué: ¿¡No es fantástico?!
Carolina: ¿Fantástico? ¿El qué?
Josué: Esto, ¿no te das cuenta? ¡Tenemos a Ix Chel, la antigua diosa maya dormida en casa!
Carolina: Pues yo no le veo la gracia. Además, esta vieja no puede ser una diosa. ¿bobadas!
Ix Chel despierta, Josue se acerca y le muestra el libro.
Josué: Es usted, ¿verdad?
Ix Chel: Ix Chel. (Sonríe, se levanta, se dirige hacia el lugar en el que estaría la supuesta pared de la casa, el mismo lugar por el que ella entró. Repite la mímica que realizó para entrar. Le hace un gesto a los chicos para que la sigan. Josué la sigue, dispuesto).
Carolina: ¡Eh! ¡Espera! (Corre tras ellos).
Música y cambio de luces. El escenario queda en penumbra, se iluminan los bloques. Vemos a Ix Chel, seguida de los chicos recorriendo los bloques hasta tres veces. La tercera vez se detienen en el más alto. Ix Chel gesticula, a modo de conjuro. Se ilumina la parte derecha del escenario conforme entran dos personas vestidas de negro que traen la representación del mundo maya (un______). Lo dejan en el suelo y danzar a su alrededor. Ix Chel y los chicos descienden hasta el escenario.
Ix Chel: ¡Chaac!
Aparece Chaac sobre uno de los módulos sobre el que hay un barreño metálico. Porta una antorcha (símbolo de sequía). Se oye sonido de lluvia y croar de ranas. Sumerge la antorcha en el barreño, se apaga. Toma agua en sus manos y la lanza sobre “la Tierra”.
Los chicos están asustados, permanecen muy juntos y sorprendidos. Josué lleva consigo el libro que consultó anteriormente. Busca algo y lee a su hermana. :
Josué: Mira, aquí está: “Chaac: dios de la lluvia, dios del tiempo”.
Carolina: (Impresionada y sobrecogida). Te aseguro que no sé dónde estamos.
Ix Chel hace ademán de que la sigan, van por detrás de los bloques, hasta llegar al más bajo. En él está Ah Puch, una lechuza y un perro lo acompañan.
Ix Chel: (Áspera) Ah Puch.
Ah Puch se acerca a Carolina, le susurra en la oreja, la acaricia.
Ah Puch: Cimí, cimí.
Josue: (Mirando en el libro) Ah Puch…. ¡dios de la muerte!
Ix Chel aparta de él bruscamente a la chica.
Ah Puch: (Gritando, desesperado, como rogando a Ix Chel que le devuelva a su presa) ¡Cimí! ¡Cimí!
Ix Chel los aleja de ahí corriendo.
Josué: (consulta de nuevo el libro) “Cimí” significa muerte en maya.
Carolina: Sea lo que sea, esto no me está gustando.
Van corriendo, se detienen frente al módulo correspondiente a Itzamna.
Ix Chel: ¡Itzamna!
Aparece Itzamna, majestuoso, los dos bailarines colocarán junto a él códices y calendarios mayas, en su defecto pueden utilizarse libros y calendarios actuales. Tras esto, tomarán “la Tierra” y la giraran bajo el módulo de Itzamna.
Josué: (Lee) “Dios del cielo nocturno y diurno”.
Itzamna: Itzamna: Itz en Caan, itz en Muyal.
Josué: (Traduciendo con el libro)“Soy el rocío del cielo, soy el rocío de las nubes”.
Ix Chel: (Enamoradiza). Itzamna: Itz en Caan, itz en Muyal.
Josué: Pareja de Ix Chel.
Los dos chicos miran a Ix Chel de soslayo. Ella se pone colorada y suspira.
-Fin música- Los bailarines detienen su movimiento. Todos quietos, expectantes. Los dioses parecen despertar de un conjuro. Retoman la búsqueda de Ix Chel, aunque, por supuesto, no la ven ni tienen conciencia de que acaba de estar ante sus narices.
Itzamna: ¡Ix Chel! ¡Ix Cheeel!
Mutis de los bailarines, retiran el mundo y los objetos que había sobre los módulos. Ix Chel se agazapa, los chicos la imitan.
Chaac: ¡Ix , Ix Cheeel!
Ah Puch: ¡Vais a estar hasta el próximo renacer buscándola?
Itzamna: (Ajeno a las palabras de Ah Puch) ¡Ix Cheeeel!
Ah Puch: No hace falta que grites, si es la diosa de la medicina, el parto, la luna, las mareas y las tareas femeninas, es de suponer que es lo suficientemente lista como para volver solita si le interesa.
Chaac: hemos buscado por todas partes Itzamna. Hemos recorrido uno por uno los nueve niveles de Xibalbá?, los trece del cielo. Miramos en todas las esquinas, en todos los rincones.
Ah Puch: Y yo le conté a todo el mundo lo de la desaparición. Ixtab, diosa del suicidio, dijo que ayudaría en lo que pudiera.
Chaac: Quetzalcoalt?, “serpiente emplumanda”, también dijo que estaría atento.
Itzamna: Ix Chel... (lloroso). Mi Ix Cheel…
Chaac: Vamos, tranquilo, ya verás como aparece.
Mutis de Chaac y Ah Puch. Itzamna, tras echar un último vistazo, los sigue.
Ix Chel y los chicos reemprenden la vuelta a casa por el mismo camino. “Atraviesan” de nuevo la pared mediante la “magia” de la diosa.
Carolina: Creo que me voy a desmayar. Esto es, es... (se tira en el sofá).
Josué: ¡Fantástico! (Se sienta al lado).
Carolina: ¡No! Es... bueno, sí, fantástico.
Josué: Podríamos quedárnosla...
Carolina: ¿Quedárnosla? ¿Aquí?
Josué: (Exaltado). ¡Sí, sí! ¡Que se quede! Puede dormir en la habitación de papá y mamá.
Carolina: ¿Y qué les decimos a Miguel y a Matías? Además, seguro que ella no quiere quedarse.
Ix Chel se les acerca, sonriente. Afirma con la cabeza.
Josué: ¿Ves como si quiere quedarse? La escondemos en la habitación de nuestros padres unos días, luego ya se verá. Di que sí, anda. ¡Igual nos vuelve a llevar a visitar Xibalbá? O a pasear por los niveles del cielo! ¡Seremos dioses!
Carolina: Sí, claro.
Josué: Pues claro que sí. Anda, di que sí, di que sí. Por favor...
Carolina: Pero sólo por unos días. Mientras esté escondida en la habitación no creo que nadie se entere. (A Ix Chel) ¿De acuerdo?
Ix Chel asiente. Se oyen pasos, Miguel y Matías vienen.
Carolina: ¡Ya llegan! Venga, adentro, de prisa.
Josué se la lleva de la manos, mutis por la izquierda.
Matías: Hola Carolina, ¿qué tal el día?
Carolina: Bien. (Nerviosa). ¿Y vosotros?
Miguel: ¿Nosotros? ¡Je! No se puede ser hispano en esta tierra. Estudia Carol, estudia y aléjate de la miseria.
Matías: ¿Y tu hermano?
Carolina: ¿Josué? Pues no sé. Debe estar por ahí, haciendo los deberes. Voy a llamarlo y preparamos la cena. (Mutis por la izquierda).
Miguel: (Saca una lata de cerveza del frigorífico) ¿Sabes a quién me encontré borracho anoche? A Eduardo.
Matías: ¿A Eduardo?
Miguel: Lo echaron del trabajo. Le dijeron “You´re soaked”, y a la calle. Y el alcohol...
Matías: Es un mal remedio para olvidar las penas del mundo en el que vivimos.
Miguel: Es una buena solución para olvidar la muge en la que vivimos.
Matías: No empiezas a filosofar, hermano. Además, San Francisco es bello.
Miguel: ¿Bello? Frisco es horrible. Echo de menos Oxkutzcab.
Matías: Dices/decís? Eso porque tenéis novia allá y esto te parece un infierno, el mismísimo Xibalbá?. Si no, miraríais las cosas de otro modo.
Miguel: No es sólo eso, la misión es un barrio repugnante: alcohol, drogas, calles peligrosas...
Matías: (Irónico). Latinos.
Miguel: Latinos, latinos. ¿Por qué se empeñan en llamarnos así. Latinos serán los de Latinia o algo así, nosotros somos yucatecos. Mayas, somos mayas.
Matías: “Yucas” en todo caso. Pero... ¿se puede saber desde cuando te procupas/os preocupaís por eso?
Miguel: No me preocupa, ya asimilé que la vida es así de asquerosa.
Matías: Vamos, vamos. No digáis eso. (Saca un refresco del frigorífico). ¿No ahorras para pagar la boda con ____ y traerla aquí? Hace poco me dijiste que en dos o tres meses habrías reunido el dinero suficiente.
Miguel: Reñimos por teléfono, eso es lo que pasa.
Matías: ¡Vamos, vamos! ¿Con que riñas de enamorados? Mañana volveréis a ser dos totalitos colgados del teléfono y vos=? Veréis el Goleen Gate color de rosa. Id? A cambiaros que yo haré la cena.
Mutis de Miguel por la izquierda.
Matías: “¿Provocarán al fin la verde angustia
De aquel ciprés de la misión dolores
Que cabeceaba en Frisco
California?”
Miguel: (Regresando al oír a Matías) ¿Qué dices?
Matías: Nada, Benedetti.
Miguel: ¿Bene qué?
Matías: El poeta.
Miguel: Ahora sois vos el que filosofáis.
-Luces-
Escena X
Es de noche. Carolina duerme en el sofá. Aparece Josué, silencioso y en pijama, abre el frigorífico y coge algunas cosas. Carolina se levanta, va hacia el frigo, tropieza con su hermano.
Carolina: ¡Ah! ¿Se puede saber qué haces aquí?
Josué: ¡Ssh! ¡Qué te van a oír! Voy a llevarle comida a Ix Chel. ¿Y tú qué haces levantada?
Carolina: ¿Yo? Yo... ba, había pensado lo mismo.
Josué: ¿Los dioses comen?
Carolina: (Bromeando). Sí, niños como tú.
Josué: ¿En serio?
Carolina: Pues ahora que lo pienso... hacían sacrificios humanos para tenerlos contentos.
Josué: ¿Y si ésta nos devora cuando entremos?
Carolina: Ba, tranquilo, no creo que nos vaya a comer. No tiene pinta muy sangrienta... Ah Puch sí, a ese seguro que le encantaban los sacrificios.
Josué: (Pícaro) Le gustaste a Ah Puch, ¿eh?
Carolina: ¡Calla ya!
Mutis de los dos por la izquierda.
-Luces- Al poco, vuelve la penumbra, aparecen Ix Chel y los chicos. La diosa realiza su ya conocida mímica para salir de la casa. Recorren los módulos tres veces. Mientras tanto, en la parte derecha se ha ido preparando un ambiente festivo en torno a un altar, ligeramente curvado en la parte central. Cuatro antiguos mayas han prendido incienso y lo han decorado todo con flores azules (flores de balche). Tras esto, uno comienza a tocar una trompa de madera, otro martillea un caparazón de tortuga a modo de tambor, tocan con un ritmo creciente. Los otros dos, bailarines, danzaran alrededor.
Llegan Ix Chel y los chicos, se sientan a un lado. Continúa la fiesta, incluso los chicos e Ix Chel se animan a danzar. Aparece Ah Puch sobre la plataforma situada encima del altar.
Ah Puch: (Sanguinario). Las divinidades necesitan sangre.
Entra un hombre pintado de azul, vestido únicamente con un taparabos, lleva una cuerda alrededor del cuello, a modo de collar. Con él, franqueándolo, entran dos hombres (en realidad eran cuatro, variar el número según los actores disponibles). El sacerdote, ataviado cm... Coloan al “prisionero” sobre el altar, el sacerdote alza el cuchillo ritual al cielo. Los otros dos sujetan a la víctima de piernas y brazos. Se detiene la música Baja el cuchillo y...-Luces-
Al encender de nuevo la luz, el sacerdote tiene en sus manos el supuesto corazón del ejecutado. Carolina grita, su hermano la abraza.
-Luces-
Escena XI
Día siguiente, por la mañana. Diosa sola en la casa, Miguel y Matías se han ido a trabajar, los chicos están en el colegio. Ix Chel entra en el salón, trae consigo pincel, un cuenco con pintura y unas tablas negras. ¿o act? Mientras tanto, canta “Uj Yetel AK´AB”, precioso poema por su sonoridad, escrito en Maya Yucateco por un poeta actual: ___-. Significa “La luna y la noche” cn asterisco, poema al lado. Coloca en el suelo las tablas y comienza a pintar. Se oye acercarse a los chicos, vienen del colegio. Entran.
Carolina: (Sobresaltada). ¡Ahí! No recordaba que estuviera aquí.
Josué: Hola, ¿qué haces? (Se acerca a ella, Ix Chel le sonríe).
Carolina: Ten cuidado, Josué. No vaya a ser que se repita lo de anoche.
Josué: ¡Mira Carol! ¡Mira que dibujitos está haciendo!
/Dibuja los símbolos de Itzamna, Ixchel, Chaac y Ah Puch representados en los códices/
Ix Chel: (Señalando el correspondiente símbolo). Chaac, Ah Puch, Itzamna, Ix Chel.
Josué: Son ellos, sus símbolos. Ah Puch sale con los ojos cerrados.
Carolina: (Se acerca). A ver, como es el dios de la muerte...
Ix Chel vuelve a pintar, números del uno al diez (ver manuscritos pag. 28) Debajo, el correspondiente número árabe. Ix Chel dice los números del uno al diez, ellos los repiten.
Josué: ¡Los números en maya!
Carolina sonríe a su hermano.
Josué: ¿Podrías escribir doce? Son los años que tengo.
Ix Chel le ofrece el pincel, animándolo a que sea él quien escriba.
Josué: ¿Yo? A ver... una concha el cero, un punto por cada número, una línea el cinco, dos el diez... ¿puede ser dos rayitas y dos puntos? (Pinta). ¿Así?
Ix Chel le sonríe, por supuesto que era así.
Josué: ¡Tengo una idea! Podría decirnos cómo se dicen algunas cosas en Maya.
Carolina: ¿Tú estás seguro de que nos entiende?
Josué: Tendrá que entendernos, digo yo. Si no, ¿cómo es que decía que sí y que no? Yo creo que sí nos entiende. Además, ¡que es la diosa de la luna! (Risas).
Carolina: Ok, ok, lo qu etú digas. A ver... ¿cómo se dice corazón? (Ix Chel no contesta) Corazón (Vocaliza exageradamente y se golpea el pecho) Co-ra-zón.
Ix Chel: (Lo comprende, se golpea ella también el pecho). Puksi´ik ´al. *
Carolina: Puksi´ik ´al.
Josué: Suena bien, puksi´ik´al.
El chico coge una flor del jarrón, se la muestra a Ix Chel.
Josué: ¿Y esto? ¿Cómo se dice flor?
Ix Chel: Nitkte´.
Carolina: Nitkte´... Ahora repite tú: flor, flor.
Ix Chel: Flor.
Josue: ¡Muy bien!
Ix Chel: (Señalando la boca del chico). Chi´. (“Pulsando” la nariz de Carolina). Ni´.
Josué: Ni´, nariz.
Carolina: Chi´, boca. Boca, repite: Bo- ca.
Ix Chel: Boo-ca.
Carolina: Eso es.
Ix chel se sienta en el sofá, satisfecha, contenta. Comienza a cantar un verso del poema anterior:
Ix Chel:______________
Josué: Más despacio... así no ahí quien se lo aprenda.
Ix Chel: (Despacio y remarcando mucho) ______--________________--_______-----
Carolina y Josué _____--________________--_______-----
Ix Chel :_____________________-
Carolina y Josué: :_____________________-
Ixchel lo repite todo, los chicos hacen lo mismo. Risas. Se oyen pasos.
Carolina: Ya es la hora, ¿qué hacemos?
Josué: (Desconcertado y nervioso). ¿Qué hacemos, qué?
Carolina: Pues... Pues...
Josué: Piensa, piensa.
Entran Miguel y Matías. Los chicos se levantan del sofá, Carolina va hacia Miguel y Matías. Mientras, Josué oculta a Ix Chel bajo la sábana que cubre el sofá, se acuesta encima para disimular.
Miguel: Hola muchachos.
Carolina: (Nerviosa). Hoo... hola. ¿Qué tal el día?
Matías: Bien, ¿y este interés a qué se debe?
Carolina: ¿No puede ser una amable?
Miguel: Por supuesto que sí, pero es que no es muy frecuente en ti. (Avanza hacia el sofá).
Carolina: (Interponiéndose). No.
Miguel: ¿Qué?
Carolina: Que no, que no te sientes. Id a descansad un poco, tumbaos un rato antes de comer.
Miguel: ¿A descansar?
Carolina: ¿Estaréis cansados, no? Vamos, poneos cómodos, que ya os llamo en cuanto esté la comida.
Miguel: (Extrañado). ¿Y Josué?
Carolina: ¿Josué? Josué... ¡A comprar! Sí, a comprar. Venga, id a descansad que ya os llamo.
Miguel: Esto es muy extraño , Carol...
Matías: (Arrastrando a Miguel). Vamos, ya has oído a Carol. (Aparte, al oído de Miguel). ¿Qué te apuestas a que tiene a su nuevo novio en el sofá y que los hemos pillado de improviso? (A Carol). Llámanos pronto, ¿eh? Estamos hambrientos. (Mutis por la izquierda. Carolina suspira, aliviada.)
Josué: (Sacando a Ix Chel). Por que poquito.
Carolina: De prisa, ahí que llevarla a su habitación. Mira a ver si hay alguien en el pasillo.
Josué: (Asomándose a la izquierda). Nadie.
Carolina: (Toma de la mano a Ix Chel). Vamos. (Mutis por la izquierda).
-Luces-

Escena XII
Miguel en el sillón, Matías y Josué en el sofá, Carolina en el suelo, sobre un cojín, ojea el libro que fue objeto de discusión con su madre mientras tararea la canción que les ha enseñado Ix Chel.
Miguel: (Al oír a Carolina.) ¿Ahora os ha dado por el maya? Siempre huíais de vuestra madre cuando quería enseñaros esas cosas.
Matías: (traduce un trozo de canción).
Josué: ¿Tú sabes maya?
Matías: ¿Yo? Pues claro. Loq ue me sorprende es que vosotros no. Deberías aprender, es vuestra cultura, vuestaras raíces.
Josué: yo sé decir flor en maya.
Matías: ¿Lòol?
Josué: (Extrañado). No, Nikté. Creía que se decía así.
Matías: (Le sonríe). Sí, también Nitké. Lòol o nitké, se puede decir de las dos formas. ¿Y rojo? ¿Sabes decir rojo? (Josué niega con la cabeza). Chak. Blanco es Sak, negro bòox, azul, ch´òoh.
Josué: ¿Puedes repetir?
Miguel: Ya está bien, a la cama. Se acabaron las lecciones por hoy.
-Luces-

Escena XIII
De noche, de nuevo el salón en penumbra y Carolina durmiendo en el sofá. Entra Ix Chel con Josué de la cmano. Despiertan a Carolilla salen de la casa por el método habitual.
--
---Descripppppp!?!?
Cuando llegan a la parte izquierda del escenario todo está preparado: un músico toca una de las trompas?, sentado sobre una de las plataformas/sitiosdepúblico. Ix Chel y los chicos se sientan unto aél. Apareceun sacerdote junto con los jugadores dle juego de pelota (de uno a cuatro). Los jugadores visten con un talparrabos, un cinturón almohadillado en la cintura, además de en una tibia, un antebrazo y rodillas. Cada equipo o jugar representa a un dios, en este caso a Itzamna y Ah Puch. Aparece Itzamna sobre plataformajuego pelota.
Sacerdote: ¡Itzamna!
Aparece Ah Puch.
Sacerdote: ¡Ah Puch!
El sacerdote se aparta, comienza el juego.
Se pone en uego una pelota, el tamaño puede variar (más pequeña que las de beisball o más grande que una de fútbol, en este caso, se recomienda usar una grande). El juego consiste, básicamente, en hacer pasar la pelota a través de los aros que están dispuestos sobre las paredes verticales que forman los dos costados paralelos del juego. Cada equipo intenta acertar en uno de los aros—contrario? La zona de juego son las paredes inclinadas y la estrechez que queda entre éstas. Los jugadores tienen que golpear el balón con cualquier parte dle cuerpo, excepto con pies y manos. Se desarrollarán unos cinco minutos de juego, tras los cuales el equipo o jugador que representa a Itzamna vence al “marcar” “un tanto”. El saerdote anuncia la victoria.
Sacerdote: ¡Itzamna!
Los chicos aplauden, Ix Chel los imita.
Josué: ¡Yuju!
Carolina: ¡Bien hecho!
Al jugador ganador, lo obsequian con un hermoso collar de cuentas de Jade. Al instate, dos hombres prenden al perdedor, le arrancan las protecciones y lo atan de pies a cabeza con cuerdas.
Josué: ¿Qué harán con él?
Carolina: Mejor no preguntes.
Josué bosteza. Ix Chel se levanta, la siguen. Regresan a casa.
Escena XIV
Música. Itzamna sentado en uno de los módulos, triste melancólico. Aparecen Chaac y Ah Puch, le dicen algo. La expresión de Itzamna se transforma, pasa de la tristeza a la alegría al oír sus palabras. Paralelamente, vemos a Carolina dormida en su sofá.
-Luces-
Escena XV
Itzamna solo. Recorre tres veces los módulos, a la tercera, desciende. Paralelamente, Carolina se ha despertado. Vemos cómo ella y su hermano se van al colegio. Itzamna entra en la casa del mismo modo en que lo hizo Ix Chel. Itzamna merdodea por la habitación. Aparece Ix Chel.
Itzamna: He venido a por ti, nos vamos. (La diosa se sobrecoge, lloriquea, se retrae. Itzamna la coge por los hombros). ¡Ix Chel! No, no llores. ¿no quieres venir? ¿no me recuerdas? No puedo entender que en verdad lo hayas olvidado todo. (La toma de las manos, se sientan en el suelo). No puedo creer lo que todos dicen, ¿tendré que hacerles caso? ¿Tendré que aceptar que mi diosa está loca? Yo sé lo que tu vales, lo que tu eres, lo que has sido… Diosa de la luna, de las mareas, la medicina, las mujeres… ¿Tengo que creer que mi diosa está loca? ¿No soy yo Itzamna? ¿No eres tú Ix Chel? Antes estabas a mi lado. Dios Sol y diosa luna, ¿recuerdas? Juntos vivimos el esplendor de nuestra civilización, eso que ahora llaman preclásico, clásico y posclásico. Las grandes ceremonias, los ritos, los enormes centros ceremoniales… Chichén Itzá, Uxmal, Palenque… Ix Chel, mi Ix Chel… (La abraza, ella lloriquea y se aparta). (Enfadado, violento, ella sólo contesta con lloriqueos). Tendré que creer que estás loca.
Ix Chel: ¡No! No, no estoy loca. ¿Lo ves? ¿Pueden mis palabras hacerte ver el error de las habladurías de los demás?
Itzamna: (Alegre por la recuperación de Ix Chel, también aturdido y contrariado). Y, en ese caso, ¿por qué...?
Ix Chel: ¿tenía algún sentido la cordura? No, no estoy “loca” como tú dices (Compungida, al borde de las lágrimas). No, estoy loca, ya no. Dolía verme olvidada. Mis sueños, mis recuerdos, se mezclaron con la triste realidad de nuestro olvido hasta hacerme confundir pasado y presente, realidad y fantasía, ayer y hoy. A veces creía que aún éramos grandes, que aún nos veneraban. Sólo podía reír y sentirme feliz entonces. Pero luego despertaba, lloraba al ver la realidad y sentirme abandonada. Nuestra vida presente se presentaba sólo como un mal sueño, una pesadilla. La mezcla y confusión de recuerdos y presente, de risas y realidad, acabó provocando en mí tales contradicciones de alegría o llanto. Tomad eso por locura, pues no se diferencia mucho.
Itzamna: Ix Chel, mi querida Ix Chel...
Ix Chel: En mi locura llegué aquí. Sumergí a esos niños conmigo en el pasado: juego de pelota, sacrificios... Ellos me hicieron despertar y ordenar mis sentidos.
Itzamna: Ix Chel... (la abraza). Tienes que volver. Te necesitamos, todos te necesitamos allá arriba. Tienes que venir con nosotros. Es cierto que todo funciona, que toco continúa perfectamente sin sus dioses. Pero lo sabes, lo sabes muy bien querida _Ix Chel, siguen siendo nuestro pueblo a pesar de todo, debemos estar allí para cuando decidan volver a venerarnos. Y, si no, recuerda que fue necesario destruir a nuestras criaturas tres veces. Si hiciera falta una cuarta ten por seguro que la habrá. Una destrucción pondrá fin a otra creación equivocada. De una nueva creación nacerá el pueblo maya que venerará y honrará a sus dioses de forma definitiva; que no conocerá jamás al hombre blanco para que no puedan matar su credo.
Ix Chel: ¡No!, ¡no! No me has entendido, no es la destrucción lo que nos salvará. Ellos son nuestro pueblo, ellos me han hecho ver su realidad. Nos recuerdadan, lo que ocurre es que ahora la vida es muy distinta. Leen nuestras historias, algunos sí saben quiénes somos. Lo de venerarnos es distinto, la vida a cambiado mucho. Ya no estamos en Chichón Itzá ni en Uxmal. No hay lugares para el culto a las deidades y la cultura de nuestro pueblo se degrada a un ritmo vertiginoso al tener que huir de sus tierras para venir aquí. No es fácil su vida, nuestro pueblo sufre y sólo le preocupa la supervivencia. Mira, mira a esta gente: seis personas en esta casita; dejaron su tierra, su familia... Incluso La chica odiaba ser maya antes de que yo viniera. Pero son mis hijos, fruto de estas manos que molieron el maíz, no voy a dejar que los destruyas.
Itzamna: Ix Chel, querida...
Ix Chel: No tengo más que decir. (Se aparta de Itzamna).
Itzamna: ¿Quién a sufrido más que yo por ellos?. ¿Quién lloró junto a ellos cuando aquél cristiano, aquél Landa, quemó códices y retratos? ¿Quién ayudó a poner cielo y tierra de su parte para que consiguieran sus tierras? ¿Quién sufrió junto a ti? ¿Quién te dijo que deberíamos seguir? ¿Pretendes que juntos, desde el cielo, luchemos por que ellos nos recuerden? ¿Es eso lo que tú quieres? ¿Y dudas de que Itzamna, tu Itzamna, vaya a hacer cualquier cosa que tú no quieras? (Se acerca a ella, la abraza. Ix Chel no se aparta).
Ix Chel: (Revivida y romántica). ¿No eres tú Itzamna?
Itzamna: ¿No eres tú Ix Chel?
Ix Chel e Itzamana: Diosa luna y dios Sol. (Se abrazan).
Ix Chel: Volveré, y juntos miraremos hacia nuevos lugares. Propiciaremos descubrimientos sobre nuestro pasado, ayudaremos a que los padrs enseñen a sus hijos cosas de sus ancestros. Ese es ahora nuestro destino. (Casi beso..)
Entran chicos, interrumpen. Carolina se sobresalta al ver a Itzamna allí.
Josué: ¡Itzamna!
Carolina: ¿Otro? Pues este ya no sé dónde lo vamos a meter...
Ix Chel se acerca a ellos.
Ix Chel: (Señalando la boca del chico). Chi´. (“Pulsando” la nariz de Carolina). Ni´. Boo-ca. Narrriz.
Ríen, Ix Chel los abraza.
Carolina: Esto suena a despedida.
Ix Chel comienza a cantar la canción que les enseñó, vuelve a abrazar a Carolina y luego a Josué, que se suman al canto.
Josué: (Triste). ¿Volverás?
Ix Chel señala hacia el cielo, siguen cantando. Los dos dioses salen por la pared del modo acostumbrado.
-Luces-
Telón.
Teatralbel,
TP, 20-12-05

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