Los chicos de la Escuela de Arte siempre piden más y más. Más aún. mucho más que los físicos o los filólogos. Los chicos de la escuela de arte son monstruitos insaciables que se agazapan de día para robar tus ideas de noche. Sus corbatas chillonas y las manchas de pintura en los pantalones denotan su peligro. La naturaleza es sabia. Les reconocerás por sus ojos, sus pupilas chiquitas, a veces, de contemplar cuidadosamente la obra de Cezane, otras enormes tras admirar el tiburón en formol de un tal Hirst.
Los chicos de la Escuela de Arte se encuentran en todos lados. Incluso tu novio, tu hermano o tu abuela puede ser uno de ellos. Resultan peligrosos. Amenazan con grabar tu cara en un retrato cubista, con plasmar tus manos en un lienzo roto. Anuncian la caída de la vida y un paso a no sé qué espiritualidad del arte. Quieren crear una secta o una religión politeísta.
Los chicos de la Escuela de Arte tienen sueños febriles cuando hay luna llena, se dedican a corromper mariposas para retratar la tristeza de su vuelo o hacen "atrocidades" para una performance.
Cuida que no haya un chico de la Escuela de Arte bajo tu cama cuando vayas a acostarte. Corres el peligro de que te asalte dormido, extienda su paleta sobre tu cama y te utilice como soporte de sus óleos. Pintará flores en tu pecho y culebras en tu pubis.
Si tienes suerte no te tocará uno de esos locos del dibujo técnico, que se valen de distintas herramientas para trazar líneas con total precisión. Aún no conoces la sensación del compás clavado en tu estómago, mientras escuadra y cartabón trazan perpendiculares en tus piernas. No sabes lo que es que un artistavampiro chupe tus heridas para escupir la sangre a un lienzo en blanco.
Los chicos de la Escuela de Arte se encuentran en todos lados. Incluso tu novio, tu hermano o tu abuela puede ser uno de ellos. Resultan peligrosos. Amenazan con grabar tu cara en un retrato cubista, con plasmar tus manos en un lienzo roto. Anuncian la caída de la vida y un paso a no sé qué espiritualidad del arte. Quieren crear una secta o una religión politeísta.
Los chicos de la Escuela de Arte tienen sueños febriles cuando hay luna llena, se dedican a corromper mariposas para retratar la tristeza de su vuelo o hacen "atrocidades" para una performance.
Cuida que no haya un chico de la Escuela de Arte bajo tu cama cuando vayas a acostarte. Corres el peligro de que te asalte dormido, extienda su paleta sobre tu cama y te utilice como soporte de sus óleos. Pintará flores en tu pecho y culebras en tu pubis.
Si tienes suerte no te tocará uno de esos locos del dibujo técnico, que se valen de distintas herramientas para trazar líneas con total precisión. Aún no conoces la sensación del compás clavado en tu estómago, mientras escuadra y cartabón trazan perpendiculares en tus piernas. No sabes lo que es que un artistavampiro chupe tus heridas para escupir la sangre a un lienzo en blanco.
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